Pensando en la salud del planeta, que no es otra que la salud de los habitantes, hay estaciones de recogida de lluvia.
Con la misma idea, se podría tener en cuenta tal actividad para el almacenamiento de agua de la lluvia.
Muebles como mesa de jardín.
Ese es el proyecto que llevó adelante el diseñador Simón Davies, inspirado en el concepto de islas de calor.
Una isla de calor son espacios de acumulación de calor debido a la cercanía de edificaciones de hormigón, sumado a los elementos constructivos absorbentes, usuales en una geografía urbana donde se da una estabilidad climática.
Las ciudades están sometidas a este tipo de espacios, con lo que encuentran dificultad en la disipación de calor durante el día, aunque las horas nocturnas tienden a compensar el efecto, a veces no es suficiente.
Edificios, asfalto, luces, son las condiciones que los muebles del creador Davies intenta conjurar.
El agua de lluvia, al caer en la mesa es colectada y almacenada en un depósito interior, elemento que a su vez es contrapeso del volado de la mesa y la mantiene firme y estabilizada.
Los materiales de esta mesa están basados en polímeros, y es propuesta de su creador que sea realizada con materiales reciclados, por lo que está considerada una propuesta ecológica y económica.
El agua, se supone para riego, pero no se descarta adosarle dispositivos de purificación que la vuelvan potable, apta la el consumo.
La estructura es desmontable y contiene un grifo desde el que se dispone el agua.
Por su misma concepción y materiales es un mueble resistente al deterioro del exterior, esa particularidad, es tal vez una opción negativa para pensar en usarla a su vez de refrigerador, ya que los polímeros, son materiales que no conservan el frio.
Sin embargo la idea es interesante para la arquitectura de casas que piensan en sustentabilidad y cuidado del medio ambiente, aún cuando la palabra polímero aparece siempre como enemiga de lo ecológico.